El teléfono móvil

El teléfono móvil ha experimentado un desarrollo espectacular durante los últimos años y se ha configurado como un medio habitual de comunicación interpersonal, de ocio y de entretenimiento. Su generalización en nuestra sociedad ha conllevado importantes repercusiones a nivel individual, social, tecnológico y económico, así como un considerable número de ventajas para la mayoría de las personas.



Sin embargo, en determinados casos, su empleo inadecuado y abusivo puede conllevar la aparición de diversos efectos negativos con características similares a otras adicciones. Para considerar que un paciente es “adicto al móvil”, han de aparecer 2 o más de los siguientes síntomas en los últimos 12 meses:

1) Tolerancia. Aquellos estímulos que en un primer momento resultaban altamente gratificantes (ej.: recibir un sms o una llamada) deben verse amplificados o su efecto perdurar menos en el tiempo. En el caso de los adictos al móvil, el bienestar originado por los gestos de comunicación se pierde rápidamente, por lo que deben repetir con cada vez más frecuencia conductas que les sean reforzantes.

2) Abstinencia. En los momentos en que los “adictos” pierden la posibilidad de usar su teléfono, aparecen síntomas muy similares al síndrome de abstinencia presente en otras adicciones (p.ej., ante un fallo en la batería o la pérdida del teléfono muestran síntomas ansiosos, malestar general).

3) Uso mayor al que se pretendía inicialmente. Para muchas personas, el uso del teléfono móvil puede iniciarse exclusivamente como herramienta de apoyo en sus comunicaciones pasando a ser, en poco tiempo, un recurso absolutamente indispensable en el que se invierte más horas de las deseadas.

4) Deseo de controlar o interrumpir su uso. Muchos usuarios pueden intentar controlar el uso del teléfono bloqueando llamadas, desconectando el sonido o apagándolo pero, en ocasiones, estas estrategias no llegan a ser del todo eficaces puesto que una vez retirados estos mecanismos de control suele aparecer una “necesidad” de devolver llamadas perdidas, contestar mensajes, etc.

5) Reducción de importantes actividades sociales o recreativas. El el uso compulsivo del móvil puede ocasionar graves problemas en el ámbito laboral, social, familiar y escolar.

6) Realización de la conducta a pesar de tener conciencia de los efectos negativos que conlleva.


Riesgos del uso del teléfono móvil entre jóvenes y adolescentes.

El uso problemático del TM aparece con mayor frecuencia entre los jóvenes y adolescentes, consecuencia de que la población más joven es a menudo la que presenta mayores niveles de uso de las nuevas tecnologías y es, además, la más vulnerable a la aparición de diversas conductas adictivas.
Ello se ve favorecido por la facilidad de acceso, la inmediatez y, en algunos casos, el anonimato que estos nuevos medios tecnológicos proporcionan para participar en apuestas on-line, realizar compras , etc.




Más específicamente, algunos riesgos del uso inadecuado del teléfono móvil en esta población son:

1. El acoso a través del móvil o ciberbulling. El ciberbulling es definido como la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación, entre ellas del móvil, con la finalidad de provocar deliberadamente daño a otra persona.
Ejemplos de ciberbulling incluyen el envío de mensajes amenazantes a través de SMS o la difusión de información o videos comprometidos que puedan perjudicar a la víctima.

2. El móvil como puerta de acceso a otras adicciones. El uso inadecuado del móvil puede constituir una vía de acceso para el desarrollo de nuevas conductas adictivas, como es el caso del juego patológico, las compras compulsivas, la adicción al sexo y el desarrollo de parafilias a través de este aparato. Si bien estos riesgos están igualmente presentes entre adultos, resultan aún más preocupantes en el caso de menores.

3. Acceso a contenidos y personas indeseables. El móvil permite el acceso a líneas de tarificación adicional, cuyo coste puede ascender a los 3 euros por minuto, el contacto con desconocidos y el acceso a material inapropiado o a contenidos violentos, sexistas o ilegales.


Prevención y tratamiento.

Se han de establecer una serie de normas y reglas básicas sobre el uso de las nuevas tecnologías en general y del TM (teléfono móvil) en particular entre las cuales se pueden incluir:

- Comunicar a padres o profesores contenidos desagradables o vejatorios cuando se reciban.

- Evitar facilitar información personal, como direcciones personales, a desconocidos a través del TM.

- Limitar el gasto mensual en TM a una cantidad determinada.

- Delegar la responsabilidad del pago de la factura del móvil en el menor.

- Que no se efectúen pagos o se participen en juegos o concursos a través del TM sin el consentimiento de los
padres.

- Limitar el uso del TM a unos determinados espacios y horarios. Por ejemplo, no usar el móvil en el colegio, a no ser que sea estrictamente necesario, o en horas que deberían ser dedicadas al sueño. Una vez que se ha desarrollado un problema de uso desadaptativo del TM, el tratamiento puede requerir ayuda especializada y el empleo de técnicas conductuales específicas como el control de estímulos, el aprendizaje de técnicas de relajación y la exposición progresiva con prevención de respuesta.


A diferencia de las adicciones a sustancias, el objetivo terapéutico perseguido no es conseguir la abstinencia total, dado que se trata de un dispositivo cuyo uso resulta necesario en algún momento de la vida de la persona. En estos casos, la intervención se dirige más bien a reaprender a controlar la conducta desadaptada que se ha descontrolado y a conseguir hacer un uso normalizado y saludable del TM.


 

Creación:
Elena Aguilera García
Carmen Mª Capote Rienda
Pilar López Dorado
Antonio Moreno Plaza
Juan A. Roldán Maleno
NN.TT. Educación Social.
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